Impulsa igualdad advierte sobre el alto grado de estrés, inseguridad y violación de derechos a los que se enfrentan las personas usuarias de silla de ruedas en cada viaje aéreo. Un proceso que debería resultar simple se transforma en una secuencia de dificultades plagadas de dudas, temor y ausencia de seguridades acordes a la legislación actual.
La entidad destaca que, pese a las confirmaciones escritas de las aerolíneas sobre la aceptación de aparatos de movilidad, en la realidad no hay certeza de que la silla pueda suba a bordo, llegue al lugar indicado o se entregue en buen estado. Abundan los incidentes registrados acerca de sillas extraviadas, handbikes deterioradas, equipos retenidos o pasajeros a los que se impide el embarque. Además, ha detectado carencias en la preparación y uniformidad de los procedimientos del equipo de apoyo en terminales aéreas, donde frecuentemente los operarios no cuentan con habilidades para operar sillas eléctricas avanzadas, efectuar traslados seguros o atender requerimientos posturales particulares, lo que provoca riesgos elevados y presión emocional persistente en los viajeros.
Este panorama se agrava con la inquietud por el equipaje registrado, que para numerosos viajeros incluye no solo la indumentaria sino también elementos vitales para su bienestar e independencia, como sondas o respiradores portátiles. En casos de overbooking, cambios de ruta o extravío de maletas, estos elementos quedan sin protección. Además, las complicaciones persisten tras el aterrizaje, ya que en diversos aeropuertos no se asegura un medio de transporte adaptado hacia el alojamiento.
Durante el trayecto aéreo no se permite el uso de la silla propia, y la mayor parte de sus usuarios carece de facilidades para alcanzar el baño, viéndose obligados a evitar la ingesta de líquidos e incluso alimentos. El problema es que existen normas destinadas a proporcionar la atención adecuada a los pasajeros con discapacidad, pero no se aplican; algunas aerolíneas las ignoran, AENA no lleva a cabo una supervisión efectiva y surge una sucesión de exclusiones que se convierten en recurrentes. Por ejemplo, el Reglamento 1.107/2006 de la Unión Europea prohíbe denegar reservas o el embarque por discapacidad salvo motivos de seguridad justificados, y obliga a ofrecer asistencia gratuita en aeropuertos para facturación, desplazamientos y manejo de equipaje, y que sea gestionada por el operador del aeropuerto.
No se trata de recibir servicios especiales, sino de igualdad de oportunidades. En este sentido, Impulsa Igualdad reclama a las autoridades, a AENA y a las propias compañías aéreas una intervención inmediata y coordinada para garantizar el derecho a viajar en condiciones de seguridad y dignidad.


