Con motivo del Día Mundial de la Depresión, que se conmemora cada 13 de enero, la Confederación Española de Alzheimer y otras Demencias (Ceafa) quiere poner el foco en una realidad que afecta tanto a pacientes como a las personas cuidadoras, como es la relación entre la depresión, el aislamiento y la soledad, dado que son factores que impactan en la calidad de vida de quienes viven con ello, y generan barreras importantes para el manejo adecuado de la enfermedad.
Cuidar a una persona con Alzheimer implica una gran carga emocional y física. La atención constante, las alteraciones en la rutina diaria y el desgaste asociado a las etapas avanzadas de la enfermedad suelen derivar en altos niveles de estrés. A menudo, puede evolucionar hacia estados de depresión en los cuidadores, especialmente en aquellos que no cuentan con una red de apoyo sólida.
La depresión no solo afecta a la salud mental del cuidador, sino que también conduce a un progresivo aislamiento social. La falta de tiempo, las responsabilidades y el estigma asociado a la enfermedad pueden convertir esa etapa en una experiencia solitaria, dificultando el acceso a recursos de ayuda y empeorando el bienestar global del cuidador.
El Alzheimer afecta a casi cinco millones de personas, entre pacientes, familiares y personas cuidadoras; por ello es importante promover estrategias de apoyo psicológico, redes de soporte y servicios de respiro que permitan a los cuidadores mantenerse conectados y emocionalmente saludables.
Por otro lado, la depresión también afecta a las personas diagnosticadas en las fases iniciales de Alzheimer. Muchos pacientes experimentan un duelo emocional tras conocer su diagnóstico, lo que puede llevarles a aislarse de sus círculos sociales, familiares y actividades habituales. Este aislamiento, si no se aborda adecuadamente, puede agravar la sintomatología depresiva, creando una barrera adicional para su bienestar.
Además, la depresión en estas etapas iniciales a menudo se confunde con los primeros síntomas de demencia, complicando los diagnósticos y retrasando la intervención adecuada. Una atención temprana y multidisciplinar es clave para diferenciar estas condiciones y ofrecer el apoyo necesario tanto a nivel médico como social.
Por último, Ceafa hace un llamamiento a la sociedad para romper el aislamiento de los cuidadores y pacientes. Combatir la soledad pasa por crear redes de apoyo que integren a los cuidadores y fomenten su bienestar emocional; ampliar los recursos de diagnóstico y atención temprana para pacientes con síntomas iniciales de Alzheimer; sensibilizar sobre la importancia de la salud mental en el ámbito del Alzheimer.