En estrecha colaboración con los mandos de la Base General Menacho, la Asociación para la Donación de Médula Ósea de Extremadura ha ofrecido dos charlas informativas a más de 250 militares, con el objetivo de informar y resolver las dudas relativas a la donación de médula ósea, y también para buscar donantes jóvenes y sanos de 18 a 40 años.
En estas charlas se habla sobre la enorme importancia que tiene una simple donación de células madre de la sangre para lograr la curación de pacientes que sufren enfermedades oncohematológicas, como leucemias, linfomas o mielomas, entre otras.
Cuando un paciente con este tipo de dolencias no es capaz de superar la enfermedad con los tratamientos y terapias específicas de su enfermedad, en muchos casos se le indica la necesidad de hacer un trasplante de médula, un ‘reseteo’ de su sistema inmunitario sanguíneo, introduciendo células madres de otra persona compatible sanguíneamente, que anidarán en la médula ósea (fábrica de la sangre) y que en unas semanas reiniciará el proceso de creación de células de la sangre, creando células sanguíneas sanas de nuevo.
Realmente, este es único trasplante que es necesario, y salva muchas vidas. Además, curiosamente, existe una sola base de datos para el mundo, donde de manera solidaria se busca en caso de necesidad de un paciente el posible tipaje compatible para su curación de manera anónima.
En las charlas se contó con el testimonio de pacientes, voluntarios, e incluso de manera telemática de Jesús Serrano, un legionario que este mismo año ha tenido la fortuna de salvar una vida y ser donante efectivo; es decir, que ha sido contactado desde el registro nacional porque era compatible con la sangre de un paciente necesitado de un trasplante. En su intervención explicó muy claramente cómo es el proceso, y lo bien que le ha hecho sentir dicha donación. “Sin dolor, simple y sencillo”, comentaba. Y repetiría sin dudarlo, concluía.
Igualmente participaron familiares de pacientes, como María Díaz, que explicaba que realmente “no se salva una vida, sino muchas más, todas las que están alrededor del propio enfermo”. Además, Álvaro, un paciente juvenil que ahora es voluntario de ADMO, explicó lo duro de los meses en el hospital en aislamiento y la necesidad de apoyo de los pacientes.
La fundadora en 1997 y presidenta de la asociación, Virtudes Carrasco, que también fue paciente, fue la encargada de abrir las charlas y mostró su agradecimiento por la acogida. Por último, participó el movimiento ‘Siempre fuerte’, con la familia de la sargento Débora Grau.